Tuesday, May 06, 2008
La verdadera Ciudadanía
¿Hace falta una Educación para la Ciudadanía? Creo que sí, pero no en el sentido laicista y materialista que propugna el actual Gobierno del PSOE, sino en el de comentar el civismo, la convivencia armónica y la urbanidad colectiva.
Voy a explicarlo comparando el proyecto actual con la milenaria tradición española, inspirada en el sentir cristiano.
He visto con cierto detalle el programa de esa asignatura obligatoria y he leído las noticias de prensa que recogen las discusiones de algunos profesores - especialmente preparados y programados para enseñarla - con sus alumnos. Así, por ejemplo, en Andalucía una profesora recomendaba a un muchacho de catorce años el que "mantuviera relaciones sexuales con compañeros de uno y de otro sexo, para después escoger, con conocimiento de causa, cuál iba a ser su elección de género". Quizás este botón de muestra pueda ilustrar con claridad sobre cuáles son los objetivos de esa asignatura tan controvertida. En primer lugar propugna una moral anti-natura que menosprecia no sólo la ética cristiana sino la mismísima ley natural. ¿Qué especie biológica subsistiría sobre la tierra, si sus miembros practicasen la homosexualidad desde la adolescencia? Y ¿quién protegerá al hijo cuya vida se inicie como resultado de la inconsciencia de los adolescentes?
Planes de esa asignatura
Entre sus objetivos claros están el excluir a Dios de la vida pública. En esto coincide con la manifestación externa más destacada de las prácticas estalinianas.
En consecuencia le acompaña una asfixia progresiva de la religión católica. Para ello se enseña a conculcar en la práctica uno por uno todos los Mandamientos de la Ley de Dios. La familia verdadera o la "homosexualidad estable" (el 4º), el aborto "legal" y la eutanasia (el 5º), la promiscuidad sexual (el 6º), el pelotazo (el 7º), la difamación y calumnia del que discrepa (el 8º), el divorcio-express (el 9º), etcétera, etcétera, .... con lo que se erosiona sin tregua la "moral pública auténtica" . Para ello bastará que sigamos los criterios del Gobierno que difunden ubicuamente todos sus medios afines.
Estado actual de nuestra juventud
No creo que nuestros jóvenes sean peores de lo que éramos nosotros a su edad. La principal diferencia estriba en que ahora no reciben la formación y la educación que nos daban en aquel tiempo.
Por ejemplo, no veo que se enseñe hoy aquel principio tan básico, útil y universal que facilitaba la convivencia en la sociedad : "Lo que no quieras para ti no lo quieras para los demás". Esta ecuanimidad tan sencilla, sin ni siquiera implicar a ninguna religión concreta, ya favorecía enormemente la vida de relación colectiva. Los ejemplos aducibles podrían ser infinitos. Voy a elegir cuatro entre los más representativos.
He observado que cuando un joven está sentado en un medio de transporte público - metro, autobús o tranvía - si ve entrar a una persona anciana o minusválida, suele ignorarla, enfrascándose con tenacidad en la lectura de la revista o libro que tiene entre manos. Sin embargo, bastará que alguien, ajeno al minusválido, le advierta que aquél necesita el asiento más que él mismo, para que - ruborizándose un poco - se levante con diligencia y realice la cesión sin rechistar. ¿Por qué nadie le ha enseñado en la escuela que esa cesión debería salirle de dentro, de forma automática?
Otro ejemplo ilustrativo podría constituirlo el aparcamiento de los coches en mi recinto universitario. Los estudiantes que poseen el privilegio de usar el automóvil de sus padres, por simple comodidad, suelen dejar ese coche en el primer hueco que encuentran, por ejemplo, en el tramo de acceso al aparcamiento colectivo para 800 coches, estrechando aquel paso, mientras que el propio aparcamiento está medio vacío. No advierten, por pura desidia, que, si anduviesen unos metros más adelante, dejarían vía libre a los que entran o salen sin tener que maniobrar, recular o rozarse unos con otros, con detrimento de las carrocerías o los retrovisores laterales. A veces bastará con dejarles un cartelito en el limpia-parabrisas para que el muchacho inconsciente mejore en su actitud egoísta. Yo me pregunto ¿por qué nadie les ha enseñado antes esa regla tan elemental de convivencia?
Casos de mi barrio
Pido perdón por contar esas anécdotas tan personales. Hace unos meses se pinchó una rueda de mi coche y, en cuanto saqué el gato y la rueda de repuesto y los dejé sobre la acera, se acercó un señor de unos 50 años y me dijo: "Deje, deje, yo se la cambio que usted no tendrá fuerzas". Al darle las gracias más efusivas por ese gesto altruista, no puedo ignorar que ese señor había recibido una Educación para la Ciudadanía muy diferente que la que brindan hoy a nuestros jóvenes. ¿A cuál de ellos se le habría ocurrido espontáneamente realizar esa elemental y caritativa asistencia?
Por último, si al entrar a una tienda - por ejemplo, la panadería - saludas con un "buenos días", en el mejor de los casos sólo te responde la tendera, mientras las jóvenes clientas pasan olímpicamente de ti y si abres la puerta a la que va a salir, ni se acuerda de darte las gracias, porque normalmente la gente sólo piensa en sus propios asuntos y no suele prestar atención a las normas de educación y convivencia. Alguien tendría que revitalizar esos comportamientos cívicos.
Comentarios y conclusiones
En estos y en otros mil ejemplos vividos podemos advertir que la educación que recibieron las personas adultas era muy diferente de la que se brinda en la actualidad a nuestros jóvenes. En su época, los alumnos se levantaban cuando entraba el maestro en el aula, los cristianos rezaban un avemaría al empezar la clase, se les enseñaban y recordaban los Diez Mandamientos y - como pauta universal de conducta - se les inculcaba el amor al prójimo. (Repito: lo que no quieras para ti no lo quieras para él),.... Y salían hechos unos ciudadanos ejemplares. Pienso que hoy la juventud, no siendo peor que aquélla, por desgracia, no ha recibido, ni va a recibir en un futuro inmediato - si Dios no lo remedia - la misma formación humana y cristiana.
José Mª Macarulla.
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UPV