Wednesday, February 28, 2007
Superman
El autor critica el argumento que subyace en todos los alegatos a favor de la experimentación con embriones y que ha sido empleado por Christopher Reeves -Superman-: dado que ahí hay una vida inviable, empleémosla para mejorar las condiciones de vida de quienes precisamente yacen en la inviabilidad.
(Artículo de José Javier Esparza en el Diario de Navarra, miércoles 18 de diciembre 2002.
No sería justo que se nos quedara sin comentar uno de los programas más interesantes que han atravesado la pantalla en los últimos tiempos: el reportaje que recientemente emitía “Documentos TV” sobre el actor Christopher Reeves, celebérrimo como Supermán y al que un desdichado accidente ecuestre ha postrado en la parálisis durante años. El reportaje nos contó la vida de Reeves, su sufrimiento y también los extraordinarios avances conseguidos a fuerza de voluntad y de tesón. Pero en Christopher Reeves concurre otra circunstancia muy interesante que el reportaje, sin embargo, apenas tocó: lo lamentable de su situación ha llevado a Reeves a abanderar la experimentación con células madres embrionarias. Quizá recuerde usted ese debate: como todas las cosas verdaderamente importantes, pasó casi desapercibido en televisión (la excepción que confirma la regla fue un “Tercer grado” de Carlos Dávila. El argumento que subyace en todos los alegatos a favor de la experimentación con embriones es más o menos: dado que ahí hay una vida inviable, empleémosla para mejorar las condiciones de vida de quienes precisamente yacen en la inviabilidad.
El problema es que aquí podemos adivinar un error lógico. ¿Por qué hacer viable la vida del enfermo, y no la del embrión? El enfermo, por supuesto, es una persona con nombre, apellidos, trayectoria vital, carné de identidad y cotizante para la Hacienda publica, pero eso, que nos lo hace más cercano, no lo hace más humano filosóficamente hablando. Los partidarios de la experimentación con embriones dicen que oponerse a sus designios en retrasar el progreso. A eso podría contestarle lo que escribió Jünger: hoy ya sabemos que el progreso no es un avance. Por otro lado, el progreso de las ciencias dista de ser un imperativo necesariamente benéfico. Y además sabemos que existen vías alternativas: las células madre no embrionarias.
Al final, todo se reduce a la oposición entre dos puntos de vista: de un lado, quienes creen que el progreso científico es un fin en sí mismo: de otro, quienes lo subordinan a criterios de carácter filosófico o moral. Naturalmente, hablar de estas cosas es más fácil cuando no es uno quien sufre una parálisis total. Pero por eso es verdad comúnmente admitida que nadie puede ser juez y parte. Aunque sea tan admirable como ese luchador contra todos los límites que es Christopher Reeves.
Friday, February 23, 2007
Paradojas de hoy
(Articulo de Ramón Pi mostrando algunas situaciones contradictorias en temas de
Bioética (La Gaceta de los Negocios, 9 de diciembre de 2002).
Uno: La organización escocesa llamada Advocates for Animals se ha opuesto al sacrificio de unas focas enfermas, que amenazan con acabar con la colonia de focas escocesas, que constituyen el 80 % de la población de estos animales en el Reino Unido. Los activistas han propuesto crear una zona protegida para recluirlas allí. Al mismo tiempo que ocurre eso en Europa, en Rhode Island, Dan W. Brock, nada menos que profesor de Bioética Médica en el Hospital de Bethesda, de Maryland, ha propuesto el aborto de los humanos que van a nacer ciegos o con otra discapacidad, al objeto de hacerles un favor y reducir las pérdidas de oportunidades en el mundo.
Dos: Las estadísticas son contundentes, sin excepciones: las parejas que eligen la cohabitación en lugar del matrimonio son mucho más infieles, menos felices y más precarias. Además, al aumentar exponencialmente un modo de convivencia en el que no se juntan los patrimonios y las rentas, sino que cada cual mantiene el dominio y administración de lo suyo, las mujeres llevan, por regla general, la peor parte de esta situación. Pero mientras se constata esta realidad tercamente en todo el mundo, proliferan (también en España, desde luego) las legislaciones que pretenden una equiparación legal de este tipo de parejas al matrimonio.
Apunto sólo estos dos botones de muestra. Seguramente estas paradojas u otras parecidas han existido siempre y en todo lugar. La novedad, a mi entender, es que ahora los medios de comunicación y eso que los marxistas llamaban el discurso dominante se decanta con mucha beligerancia hacia la realidad más triste, más dolorosa, menos satisfactoria y más frustrante. ¿Decadencia?
Thursday, February 22, 2007
Veintinueve países contra todo tipo de clonación humana
Apoyan una propuesta presentada por España ante la ONU. (Noticia publicada en Zenit, 5 de noviembre de 2002).
El Memorando considera «que la clonación, cualquiera que sea su finalidad, es una práctica de investigación insegura y contraria a la dignidad humana» y por ello debe ser prohibida».
"Oponerse a la clonación humana no equivale a negarse al avance de la ciencia ni de la investigación genética», pues «la clonación no es la única estrategia de Investigación para desarrollar la medicina regeneradora: la investigación con células madre adultas, además de presentarse como una alternativa más segura y Respetuosa con el embrión, está dando ya resultados muy relevantes».
Al menos 29 países se han unido para pedir un pronunciamiento de la Organización de las Naciones Unidas a favor de la prohibición total de la clonación humana, según han informado a Zenit de fuentes diplomáticas.
La iniciativa, surgida de un «Memorando» presentado por España, cuenta ya con el apoyo de naciones como Argentina, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Italia, Nicaragua, Nigeria, Panamá, Paraguay o República Dominicana.
El documento adoptado por estos países el 18 de octubre pide que la «Convención internacional» que debe preparar el Comité creado por la ONU contra la clonación reproductiva se amplíe a todo tipo de clonación humana, incluida la así llamada «terapéutica», en la que embriones humanos se convierten en material de experimento o en medicina.
El Tratado contra la clonación reproductiva fue propuesto por primera vez en agosto de 2001 por Francia y Alemania. En febrero de 2002, tuvo lugar en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York la primera reunión convocada con el objeto de preparar un proyecto de Convención internacional.
Ya en aquel encuentro, varios países propusieron ya ampliar dicha prohibición a la clonación con fines terapéuticos.
El «Memorando» redactado por España y apoyado por otros países propugna la prohibición de la clonación con fines terapéuticos, pues, según afirma, «contrariamente a lo que frecuentemente se alega, la clonación con fines terapéuticos también supone la experimentación con embriones humanos y es incompatible con una investigación científica legal y segura».
«Su objetivo --recuerda el documento-- es la constitución de embriones humanos para su utilización como material de investigación».
El texto cita para respaldar esta posición la Convención Europea sobre Derechos Humanos y Biotecnología (Convenio de Oviedo), ratificado en 1999 por varios Estados europeos, que prohíbe expresamente en su artículo 18.2 «la constitución de embriones humanos con fines de experimentación».
El Memorando considera «que la clonación, cualquiera que sea su finalidad, es una práctica de investigación insegura y contraria a la dignidad humana» y por ello debe ser prohibida».
El documento «cree también firmemente que una prohibición parcial de la clonación perdería todo fundamento jurídico, pues los bienes jurídicamente protegidos con la prohibición, tanto de la clonación con fines reproductores como terapéuticos, son necesariamente los mismos».
«Una prohibición parcial podría dar lugar a la aparición de un negocio clandestino de clonación con fines reproductores, con la instauración de un comercio ilegal de óvulos», afirma también el Memorando.
«Desde la experiencia práctica, los resultados obtenidos en los experimentos de clonación animal refuerzan la necesidad de prohibir cualquier tipo de clonación humana», sigue explicando, pues «la experiencia acumulada en la clonación de animales ha puesto de manifiesto una muy reducida eficiencia de las técnicas utilizadas y unos riesgos considerables de malformación y deformación del embrión».
Por último, el documento asegura que «oponerse a la clonación humana no equivale a negarse al avance de la ciencia ni de la investigación genética», pues «la clonación no es la única estrategia de investigación para desarrollar la medicina regeneradora: la investigación con células madre adultas, además de presentarse como una alternativa más segura y respetuosa con el embrión, está dando ya resultados muy relevantes».
ZS02110504