Saturday, December 30, 2006
El último viaje y la doctora Kübler-Ross
José Mª Macarulla escribe sobre los engaños de la eutanasia.
- ¡Oye, don Antonio! Me hablaste hace años sobre la traición que supone para el enfermo la eutanasia, pero no recuerdo los razonamientos que adujiste. ¿Te importaría recordármelos hoy? - le digo esto al viejo profesor mientras paladeamos, como de costumbre, sendas tazas de café.
- ¡De mil amores! - replica el interesado - En la enfermedad final, irreversible, según la doctora Kübler-Ross, suelen darse cinco fases, claramente identificables, a saber: Negación, Irritación, Negociación, Depresión y Aceptación. La eutanasia se aplica, en general, cuando el enfermo atraviesa la cuarta, es decir, aprovechando - de mala fe - su estado depresivo.
-¿Puedes decirme algo de esa doctora y aclararme el contenido exacto de esas fases?
-¿Cómo no? Esa médica suiza se casó con un norteamericano y estudió en USA más de seiscientos enfermos terminales; publicó los resultados que he enumerado antes y obtuvo una repercusión y fama mundiales, a todos los niveles. Paso a especificarte lo que les solía pasar a sus pacientes.
Las fases de la enfermedad terminal
1ª fase: Negación. El enfermo piensa que lo de la muerte no le concierne. Cree que, vencida la presente enfermedad, volverá a su vida normal sin más complicaciones.
2ª fase: Irritación o cólera. El enfermo se da cuenta de la gravedad de su estado y suele dejarse llevar por el malhumor. Demuestra irritación y descontento por el tratamiento, protesta por todo, lo que hace que las enfermeras y los médicos empiecen a rehuirle. Su malhumor se vuelve contra sí mismo: para ser atendido deberá llamar al timbre el doble o el triple número de veces que los demás pacientes.
3ª fase: Negociación. El enfermo está calmado. Los demás piensan que ya se ha resignado con la enfermedad pero lo que pasa es que suele echar mano de sus antiguas creencias religiosas y trata de pactar con Dios su curación a cambio de ciertas ofertas o promesas. Desea vivir para asistir a la boda de su hijo, ver el nacimiento de su nieto, otro acontecimiento familiar, etcétera,....
4ª fase: Depresión. Al advertir que Dios no ha aceptado sus negociaciones y que la enfermedad sigue su curso implacable, el enfermo se sumerge en una desmoralización o hundimiento psíquico. Si los profesionales o los familiares se lo sugieren ahora, él puede solicitar la eutanasia, para evitar todos los sufrimientos que le aguardan en un futuro inmediato.
5ª fase: Aceptación y paz. Si el médico y la familia le hablan con claridad y cariño, sin evasivas hipócritas, el paciente supera la cuarta fase, acepta la enfermedad y su próxima muerte. Incluso biológicamente, en estos momentos los dolores pueden disminuir y, a veces, desaparecer por completo. Y, si el enfermo es creyente, aceptará hablar con el sacerdote y se preparará a conciencia para entregar su alma a Dios.
Comentarios y aclaraciones
- ¡ Que decisión más lógica y admirable! Pero ¿por qué se dice que la eutanasia es una traición?
- Porque los que la sugieren se aprovechan de la debilidad y el miedo del paciente. Si se le dice que va a sufrir más aún y que nadie le va a aliviar o acompañar en su agonía, entonces el enfermo puede decantarse por una "muerte dulce". Hay unos trabajos del doctor Gunning explicando que la simple posibilidad de sufrir una eutanasia alarma a los enfermos susceptibles de ella. Cuenta que él era un verdadero amigo de todos los viejecitos de una sala del hospital, que cada mañana le esperaban con ilusión y cariño. Un día les dijo que si lo pedían podría "eutanasiarlos" a voluntad. La actitud de aquellos ancianos cambió radicalmente; no sólo lo rehuían sino que le solicitaron de forma colectiva que no les visitara ya más. Tuvo que explicarles toda la verdad: aquello había sido un simple experimento para conocer y analizar sus reacciones. Él seguiría siendo su amigo de siempre y no los mataría aunque se lo pidiesen de rodillas.
- ¡ Queda claro que el médico debe ser un amigo seguro, de confianza; jamás un verdugo camuflado y aséptico! - resumí yo.
- ¡ Exacto! - replicó don Antonio.
Vivencias personales
- ¿ Has hablado de esos temas en muchos sitios? - le pregunto con curiosidad.
- ¡ Sí! En San Sebastián desarrollé, en un Curso de Verano sobre "La Biología frente a la Ética y el Derecho", las modalidades de eutanasia y sus connotaciones morales. También he expuesto estas ideas en diversos ateneos.
Recuerdo que, en Santander, expliqué las conclusiones de la doctora Kübler-Ross a un público selecto y numeroso. Y, al terminar aquella conferencia, la Presidenta de la Asociación de Padres de Discapacitados se levantó, vino a saludarme al estrado y me contó que "esas mismas cinco fases las había pasado ella cuando le nació un hijo con el Síndrome de Down". Es decir, que había experimentado la Negación, Irritación, Negociación, Depresión,....y al llegar a la Aceptación había alcanzado la paz. Ahora era feliz acatando la voluntad de Dios. Quería a ese hijo con locura, quizás más que a sus hermanos, porque él la iba a necesitar toda la vida.
- ¡Es verdad! Si Dios ha puesto contrariedades en nuestro camino - con lo que nos quiere como Padre que es - lo hace para purificarnos y santificarnos, si aceptamos con garbo esas pruebas, como corresponde a hijos fuertes y valientes.
-¡Cierto! ¡Cuánto quería Jesús a Santa María, su Madre, y qué duro debió resultar para ella verle agonizar y morir en la Cruz! Seguro que para el alma el dolor no es tan malo como lo ve el Mundo.
José Mª Macarulla.
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UPV